Situado en la Alameda justo detrás del palco de la música se encuentra este banco largo de piedra semicircular en el cual cualquier leve sonido es transmitido por toda la superficie. Un banco típico de un jardín del siglo diecinueve, en donde las parejas sin tocarse podían intercambiar sus secretos de amor en la época franquista. Por aquel entonces, el ver a una pareja no casada por la calle sin acompañantes estaba mal visto, por eso se dice que este banco era el lugar de encuentro de muchas parejas que, saltándose las normas establecidas para poder hablar con su enamorado o enamorada, acudían sin sus carabinas y cada uno se sentaba en una esquina. De esta manera podían hablar a través de este banco acústico sin que nadie escuchase su conversación y sin sospechas por estar demasiado cerca.

La sombra del peregrino hace su aparición cada noche en la plaza de la Quintana. Cuando cae la noche y se enciende el alumbrado de esta plaza se puede apreciar en la base de la Torre del Reloj, junto a la Puerta Santa. Para muchos representa la imagen de un peregrino con indumentaria medieval, con sombrero y bordón. Sin embargo, su origen se debe al reflejo creado por la iluminación nocturna de la catedral sobre un pilar de granito. 

Son muchas las leyendas que rodean esta sombra, pero sin duda la más conocida es la historia de amor entre un cura y una monja del convento de San Paio. Ambos se reunían todas las noches en un pasadizo secreto bajo la escalinata de la Quintana que unía la Catedral con el convento.

Pasado un tiempo el sacerdote le propuso a la religiosa escaparse juntos para vivir libremente su amor. Se citaron al anochecer, el clérigo se disfrazó de peregrino para no llamar la atención y la esperó pacientemente, pero ella, nadie sabe por qué, no acudió a la cita. Aun así, noche tras noche, el enamorado (o su sombra) aún acude a su encuentro. Y la sigue esperando.

Hace muchísimos años existió una calle entre la “Rúa do Vilar” y la “Rúa Nova” conocida como la “Rúa de la Balconada”.  Actualmente se encuentra tapiada, sin entrada y convertida en huertas con acceso desde las calles mencionadas.

Fue clausurada tras el asesinato de un arzobispo que según cuenta la leyenda un capitán con una hermosa hija deseada por muchos nobles e hidalgos, cuando tuvo que partir a la guerra, la dejó custodiada por un caballero para que nadie la pretendiese. El obispo de Compostela, Suero Gómez, enamorado de la joven, aprovechó la ausencia de dicho caballero para raptar a la doncella. La noticia llegó a oídos del capitán que regresó a Santiago el día del Corpus Christi y, durante la tradicional procesión en el trayecto de la mítica Rúa da Balconada hacía la Rúa Nova, se encontró al Obispo y lo mató.

Diego de Muros recogió la siguiente copla del saber popular:

“¡Adiós, Rúa Nova hermosa,
calle de la Balconada,
mataron a un Arzobispo
y fue por una madama!”

Esta calle sólo se ve cenitalmente, por ejemplo desde las cubiertas de la catedral de Santiago.

En el Parque de Belvís se encuentran tres laberintos idénticos que ocupan una superficie de 4.000 metros cuadrados. Hechos con setos de camelios, algo muy peculiar, alcanzan una altura de 1,80 metros, suficiente para que quien los visite se interne y se pierda. Siente la sensación de estar rodeado de vegetación con el cielo como techo y disfruta del recorrido sin que te estrese encontrar la salida. El laberinto de Belvís es el único de estas características en Europa. 

La Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Santiago de Compostela está situada en la plaza de la Universidad, en el casco histórico de la ciudad. Su joya principal es su extraordinaria biblioteca que fue creada en 1924 como apoyo a la universidad. Inspirada en las antiguas salas de lectura monásticas posee miles de volúmenes de incalculable valor y cuenta con mobiliario de madera y lámparas de la época.  

La biblioteca está disponible como sala de lectura y estudio para cualquiera, sea estudiante o no. Para visitarla sólo hay que entrar en la facultad y encontrarla. Sin duda, las bibliotecas son los espacios preferidos de los amantes de los libros pero además algunas, como la que acabamos de mencionar, son joyas artísticas que merece la pena visitar.

En 1891 varios colectivos gallegos de la emigración decidieron en un acto de afirmación nacional, y con el consentimiento de la familia de Rosalía de Castro, trasladar sus restos desde el cementerio de Adina de Iria Flavia a la iglesia de San Domingos de Bonaval en Santiago Compostela como homenaje a la poeta y escritora gallega. 

Rosalía de Castro fue sepultada en el mausoleo, creado específicamente para ella,  situado en el Panteón de Gallegos Ilustres. En este lugar descansan también los restos de otros personajes gallegos de máxima relevancia como por ejemplo los de Castelao. Rosalía fue la primera en ser trasladada allí.

Visitar el Panteón de los Gallegos Ilustres sólo es posible a través del Museo do Pobo Galego.